
Ciertamente bandas como Sham 69, Alternative TV, 999, The Lurkers o Slaughter and the dogs, por solo citar unas cuantas, hicieron a un servidor pasar frecuentes tardes noches madrugadas sin desperdicio, brutales, hipernauseabundas ....; realmente divertidas vaya. Incluso Chelsea , con toda su retórica , consiguieron tenerme un verano entero aullando a todo bicho viviente aquello de Right to work. Humm..., fueron tiempos vividos al compás de la palpitación que sólo la calle puede dar. Excitación, ganas de matar el aburrimiento, ganas de comerse un mundo dominado por las instituciones. Y recuerda que hasta el rock formaba ya parte de esas instituciones. Esa fue la conocida semilla que fecundó la mayor dosis de mala hostia que se haya conocido. Pero no te preocupes, no voy ahora a contar otra vez la historia cien mil veces contada. Ni a volver a explicar cómo nació todo. Ni a resaltar la importancia y lo que significaron clubs como el Roxy, el 100 club o el Electric circus de Manchester.
Ni a decirte quienes cojones eran Malcolm McLaren, Vivienne Westwood y compañía. Ni, por último, a sentenciar aquello archiconocido de que todo ésto fue un suspiro que acabó tan rápidamente como comenzó...Todo eso es de dominio público. Es más, tanta labor histórica y filosófica como se ha hecho rastreando las consecuencias del punk como fenómeno musical y social (?), acaban por aburrir a cualquiera.
Y yo no soy una excepción. No nos engañemos, hombre. El verdadero y único legado punk lo constituyen unos cuantos discos en forma de saludables hachazos eléctricos. Y entre todos ellos, lo que parió la facción británica no son moco de pavo. Así que... es el momento de conectar la radio a pilas, echarse a la calle, prenderle fuego a un cubo de basura y cocerse poco a poco los sesos mientras uno regresa mentalmente al pasado y suena un disco de Sham 69.
continuara.....
Comentarios