La nueche de San Xuan ye nueche d’espíritus y de prodixos.
Buen momentu pa contar hestories como la siguiente "La carta del duende" recoyida del llibro "Cuentos Celtas"de Jorge Fondebrider y Gerardo Gambolini.
La carta del duende

Se sabe que a los duendes no les gustan los cristianos y , mucho menos , las iglesias, Cuando los hombres erigieron una en Kund, las campanas que tañían empezaron a molestar a una de esas criaturas que vivía por ahí, por lo que no tuvo otro remedio que mudarse a Funen, donde se instaló.
Pasó el tiempo y, una vez, se encontró con un hombre de Kund a quien conocía. Después de saludarlo y preguntarle por cada uno de los vecinos, se despidió, pero inmediatamente volvió sobre sus pasos, tomándose la cabeza, como si se hubiera olvidado de algo.
-Disculpa la molestia - dijo el duende-, pero acabo de recordar que tengo aquí en el bolsillo una carta para un amigo. No te doy su dirección y te pido que no lo abras. Te la pongo en el bolsillo para que la arrojes por arriba de la pared del camposanto de la iglesia de Kund, que allí mi amigo la espera.
-No hay problema- dijo el hombre -.Cuando vuelva a Kund la arrojaré por arriba de la pared del camposanto.
Después, se despidieron.
Sin embargo, ya en Kund, el hombre se olvidó del encargo y el tiempo pasó.
Cierto día, en la pradera de Tüs, el hombre se acordó súbitamente de la carta y, aunque también recordó la recomendación del duende de que no la abriera, la sacó del bolsillo y la miró. En el sobre, en efecto no había dirección. El hombre la sacudió un poco y , de uno de los bordes, cayeron unas gotas de agua. La sorpresa se volvió curiosidad y la curiosidad pudo más que la prudencia. Entonces, abrió el sobre del que empezó a manar un poderoso torrente. Aterrorizado, el hombre soltó la carta y empezó a correr para salvarse. Tuvo suerte de escapar, porque en pocos minutos la pradera se inundó hasta convertirse en un lago.
Por fortuna, el hombre olvidó cumplir su promesa. Vengativo, el duende había encerrado las aguas en el sobre y si su perverso designio se hubiese cumplido, la iglesia de Kund y quizás todo el pueblo estarían anegados como la pradera de Tüs, que hoy es un lago.
Buen momentu pa contar hestories como la siguiente "La carta del duende" recoyida del llibro "Cuentos Celtas"de Jorge Fondebrider y Gerardo Gambolini.
La carta del duende

Se sabe que a los duendes no les gustan los cristianos y , mucho menos , las iglesias, Cuando los hombres erigieron una en Kund, las campanas que tañían empezaron a molestar a una de esas criaturas que vivía por ahí, por lo que no tuvo otro remedio que mudarse a Funen, donde se instaló.
Pasó el tiempo y, una vez, se encontró con un hombre de Kund a quien conocía. Después de saludarlo y preguntarle por cada uno de los vecinos, se despidió, pero inmediatamente volvió sobre sus pasos, tomándose la cabeza, como si se hubiera olvidado de algo.
-Disculpa la molestia - dijo el duende-, pero acabo de recordar que tengo aquí en el bolsillo una carta para un amigo. No te doy su dirección y te pido que no lo abras. Te la pongo en el bolsillo para que la arrojes por arriba de la pared del camposanto de la iglesia de Kund, que allí mi amigo la espera.
-No hay problema- dijo el hombre -.Cuando vuelva a Kund la arrojaré por arriba de la pared del camposanto.
Después, se despidieron.
Sin embargo, ya en Kund, el hombre se olvidó del encargo y el tiempo pasó.
Cierto día, en la pradera de Tüs, el hombre se acordó súbitamente de la carta y, aunque también recordó la recomendación del duende de que no la abriera, la sacó del bolsillo y la miró. En el sobre, en efecto no había dirección. El hombre la sacudió un poco y , de uno de los bordes, cayeron unas gotas de agua. La sorpresa se volvió curiosidad y la curiosidad pudo más que la prudencia. Entonces, abrió el sobre del que empezó a manar un poderoso torrente. Aterrorizado, el hombre soltó la carta y empezó a correr para salvarse. Tuvo suerte de escapar, porque en pocos minutos la pradera se inundó hasta convertirse en un lago.
Por fortuna, el hombre olvidó cumplir su promesa. Vengativo, el duende había encerrado las aguas en el sobre y si su perverso designio se hubiese cumplido, la iglesia de Kund y quizás todo el pueblo estarían anegados como la pradera de Tüs, que hoy es un lago.
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