Hoy va empezar una serie de articulos que forman parte de un reportaje publicado en la revista Ruta 66 sobre el grupo britanico The Kinks y que lleva el nombre de Soy un hombre del siglo veinte...que no quiere estar aquí.
En 1998 CASTLE reedito la etapa pye (diez titulos , de kinks a la banda sonora PERCY añadiendo rarezas y singles. Ahora Konk rescata, Tambien con el añadido de ineditos, los años en RCA Y ARISTA (quince referencias empezando por Muswell Hillbillies de una banda siempre reivindicable.
Nadie es capaz de penetrarme, sólo ven lo que quieren ver, cantaba Ray Davies en uno de sus viejos discos. Y tenia toda la razón del mundo. The Kinks, ¿Quien no los conoce? Y, sin embargo, pocos se han molestado en abarcar una tayectoria que ya sobrepasa el cuarto de siglo. Son aquel conjunto beat de crudo sonido y amargas melodías, un grupo atormentado por las irresolubles diferencias entre dos hermanos -realidad expuesta sin pudor por el propio Ray Davies, que gustaba de hacer declaraciones del tipo la semana pasada a punto estuve de apuñalarle porque me robo una patata frita del plato-, una entidad musical cuya influencia persiste enquienes ven en el pop un discurso capacitado para la sensibilidad tanto como para la inteligencia crítica.
Dependiendo de tu adscripcion, preferirás a los muchachos uniformados de los 60, a la excentrica compañia teatral de los 70, a los padrinos new-wave de los 80....Hay kinks para todos los gustos, pero una solo voz, la de Raymond Douglas Davies (Londres,21-6-44) encarnado a ese hombre que se conoce demasiado bien a si mismo, que se rie por lo bajo de instante de paz crepuscular atrapado en Waterloo Sunset, pues sabe de sus contradicciones y ambivalencias, esas carencias emocionales que hacen que nuestra relación con los demás sea ardua y dolorosa. Un tipo que se sintio desplazado cuando la década prodigiosa hizo progresar a la apolillada sociedad britanica, que ha confesado en repetidas ocasiones que le hubiera gustado escribir canciones de los años 40, que pese a su conciencia de clase y desconfianza ante el estado dejo de ir al pub local la noche que unos republicanos quemaron la Union Jack. Un artista contradictorio barajando nostalgia y humor , escritor con ideas propias que rehuían el adocenamiento, un redomado individualista. Son los mejores, claro.....continuara
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